No es fácil escucharlo.
Me refiero a escuchar a tu inconsciente diciéndote que sí, que estás dejándote los cuernos en el negocio y, aun así, los resultados no llegan.
O no llegan de la forma en la que te gustaría.
Noches, fines de semana, sacrificios personales… y nada cambia.
Es frustrante.
Qué cojones. Es una puta mierda.
Sin embargo, aquí viene tu dosis de mentalidad de los domingos, presta y dispuesta a arrojar luz en medio de la sucia oscuridad:
No es cuánto trabajas, es cómo piensas.
Insisto, no es cuánto trabajas, es cómo piensas.
Dejo que eso cale profundamente en tus huesos y en tu corazón.
Mientras cala, te pregunto:
Cuando estableces metas, ¿en qué estás pensando realmente? ¿En lo que crees que puedes alcanzar cómodamente? ¿O te desafías a ti mismo más allá de lo que crees posible?
Es más, ¿cuándo fue la última vez que te atreviste a soñar a lo grande?
La trampa de pensar en pequeño.
¿Te has conformado con el crecimiento que has visto hasta ahora?
Muchos empresarios lo hacen sin darse cuenta. Apuntan a pequeñas mejoras, pensando que así es como se construye el éxito: paso a paso, con objetivos alcanzables.
Que así es más lógico, más razonable, porque “tampoco están tan mal” y que con mejorar “un poco será suficiente”.
Pero, ¿alguna vez has pensado en serio si esos pequeños pasos son realmente lo que te llevará al nivel que deseas?
¿No será que pensar en pequeño es lo que te está frenando?
Ok, imaginemos esto.
Imaginemos que en lugar de un crecimiento del 10%, te propones un crecimiento del 100%.
O del 1.000%.
¿Cómo dices?
¿Que te parece imposible?
Ok, espera a ver esto.
El principio 10X: ¿Qué es lo que realmente te limita?
Directamente: ¿por qué no te propones multiplicar tus resultados por 10?
¿Sabes a qué me refiero, no?
Exacto, no me refiero a trabajar más. Ni siquiera a facturar más.
Me refiero a replantear completamente cómo ves tu negocio.
Y naturalmente, como te ves a ti mismo y a tus propias posibilidades.
Te lo digo porque,, si aspiras a un 10% de crecimiento, tu mente buscará soluciones dentro de lo que ya conoces.
Sin embargo, si aspiras a un X10, te estarás empujando a encontrar nuevas formas de hacer las cosas.
Ojo, que esto no me lo he inventado yo.
Este enfoque de multiplicar por 10 tus metas y acciones fue popularizado por Grant Cardone, un empresario al que lo mismo conoces y que ha aplicado esta mentalidad en sus propios negocios.
Y no le ha ido mal del todo que digamos.
Pero más allá de quién se lo inventó, quiero que te preguntes algo importante:
¿Cómo cambiaría tu vida si tú también empezaras a pensar en grande, en términos 10X?
Te lo digo porque es ahí donde ocurre la verdadera transformación.
Lo sé bien.
Estrategias para multiplicar tus resultados.
Hagamos algo práctico.
Si hoy quisieras empezar a multiplicar tus resultados por 10, ¿qué podrías hacer?
Y más importante aún, ¿qué podrías cambiar?
Naturalmente, no te voy a dar la respuesta: esa ya la tienes tú.
Lo que sí voy a hacer es guiarte a través de algunas reflexiones para ayudarte a encontrarla.
a) Expande tu visión.
Quiero que te hagas esta pregunta:
¿Cuál sería el mejor resultado posible para tu negocio si todo saliera bien?
Ahora, multiplica ese resultado por 10.
Ahora, ¿qué se necesitaría para llegar a ese punto? ¿Qué personas, qué recursos, qué acciones deberían entrar en juego?
Si no tienes la respuesta clara, está bien. Lo importante es que empieces a explorar esas posibilidades.
Hazte esta otra pregunta:
¿Qué estás dejando de hacer porque crees que es imposible o demasiado ambicioso?
Boom.
b) Toma acción masiva.
Imagina que esta semana decides dar un paso radical, ese que te saca de tu zona de confort.
¿Cuál sería ese paso?
¿Qué acción has estado postergando porque te resulta profundamente incómoda?
¿Qué impacto tendría en tu negocio si tomaras ese paso ahora mismo?
Recuerda que no te estoy diciendo que trabajes más. Te estoy diciendo que actúes diferente, que te atrevas a hacer lo que sabes perfectamente que podría cambiar tu negocio para siempre.
¿Qué te lo impide?
Booom.
c) Automatiza y delega.
Si eres como la mayoría de los empresarios que he conocido a lo largo de mi carrera, probablemente crees que necesitas estar en todo.
Y que nadie lo hará mejor que tú.
A ver, seamos sinceros: todos hemos pensado eso alguna vez… hasta que nos dimos cuenta de que estábamos siendo gilipollas.
¿Te has parado a pensar cuántas horas dedicas a tareas que no requieren de tu talento?
¿Qué pasaría si delegaras esas tareas? ¿Qué espacio mental recuperarías para concentrarte en lo que realmente importa?
¿Qué tareas podrías delegar hoy mismo, ahora mismo, que te darían más tiempo para enfocarte en lo estratégico?
¿Por qué no lo has hecho antes?
Boooom.
d) Rompe con la mediocridad.
¿Te has acostumbrado a estar «bien»?
¿A conformarte con que las cosas vayan “más o menos”, mientras no vayan mal?
Vale, ¿qué tipo de negocio quieres construir así?
No te estoy diciendo que respondas en automático. Dale una vuelta, en serio.
Si hoy pudieras decidir entre tener un negocio que «funciona» o uno que realmente te emociona, ¿cuál elegirías?
Y si es el segundo, ¿qué estás dispuesto a hacer para conseguirlo?
Booooom.
La autodisciplina: ¿Estás dispuesto a mantener el rumbo?
Un tema:
¿Cómo manejas la disciplina cuando las cosas se complican?
La mayoría ahí afuera abandona cuando no ven resultados inmediatos. A esos les llamo emprendedores tiktok.
Pero quiero que te preguntes esto: ¿qué harías si supieras que, al final, el éxito está garantizado?
Insisto, ga-ran-ti-za-do.
¿Qué harías? ¿Seguirías empujando hacia adelante, sin importar los obstáculos?
La autodisciplina no es hacer grandes cosas un día, es mantenerte firme a pesar de las dificultades, de la falta de motivación o del cansancio.
¿Qué hábito podrías desarrollar hoy que te acercara más a esos resultados 10X?
¿Qué decisión puedes tomar ahora mismo que te lleve un paso más cerca?
Supera el miedo: ¿Qué es lo peor que podría pasar?
Todos tenemos miedo.
Por eso el tema no es actuar sin miedo.
El asunto está en actuar a pesar de él.
¿Te has preguntado alguna vez por qué el miedo tiene tanto poder sobre ti?
¿Qué es lo que realmente te paraliza?
Si te tomas un momento para reflexionar sobre esto, quizás descubras que el miedo al fracaso o al rechazo no es tan grande como pensabas. Que el peor escenario que tienes en mente no es tan terrible como lo habías imaginado.
Entonces, ¿por qué no tomar ese primer paso?
¿Qué decisión importante has estado evitando porque te asusta? ¿Qué pasaría si la tomas hoy? ¿Ahora mismo, justo al acabar de leer este email?
¿Qué estás dispuesto a cambiar?
Me refiero que a qué estás dispuesto a cambiar para multiplicar por 10 tus resultados.
Al final, todo se reduce a una elección.
Puedes seguir haciendo lo que siempre has hecho, obteniendo los mismos resultados que siempre has tenido.
O puedes desafiarte a ti mismo, ampliar tu visión y empezar a actuar con una ambición que hasta ahora no habías considerado.
Quiero que te tomes un momento para reflexionar sobre esto. No te apresures a responder.
¿Cuál es el precio de seguir haciendo las cosas como hasta ahora?
¿Y cuál es el precio de no hacerlo?
El límite de lo que puedes lograr no está fuera, está dentro de ti.
Todo está dentro de ti. Siempre.
Está en la forma en que piensas, en las preguntas que te haces y en lo que estás dispuesto a hacer para cambiar.
La próxima vez que te enfrentes a un desafío, hazte esta poderosa pregunta:
¿Qué haría la versión 10X de mí mismo en esta situación?
Y actúa en consecuencia.
Lo que necesitas es un cambio de chip.
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