Todo es perfecto.

Esta semana estuve en una sesión en directo con Borja Vilaseca.

Era una sesión exclusiva para alumnos de su máster, el cual, por cierto, te recomiendo si esto del autoconocimiento te interesa de verdad. 

La sesión tenía como título el asunto de este email. 

Un email en el que te voy a explicar lo que aprendí en ese directo, traducido, digerido y adaptado para que le puedas sacar partido ya mismo en tus negocios y tus inversiones.

Mira, cuándo en 2016 estaba jodido de salud, nada parecía funcionar.

Sentía que la vida me estaba puteando fuertemente y sin piedad alguna.

Pero no fue así. Entonces no lo sabía, pero ahora lo tengo más que claro.

La vida, amigo mío, no se equivoca. Cada hostia, cada bache y cada caída tiene un propósito:

Enseñarnos algo que, en esos oscuros momentos, no queremos aprender.

Hoy quiero hablarte de eso. De por qué todo es perfecto, incluso cuando el caos parece devorar tu vida.

Y cómo puedes usar esta poderosa información para transformar tu negocio y tus inversiones.

A ver, cuándo digo que todo es perfecto, no estoy diciendo que debas conformarte con todo lo que te pasa. Ni de coña.

Lo que significa es que cada situación, por más jodida que sea, contiene una lección.

Piensa por ejemplo en las inversiones.

Un mercado bajista no es el fin del mundo, aunque lo parezca en el momento. Es una prueba.

 Un recordatorio de que necesitas paciencia estratégica, no impulsividad.

Y en los negocios ocurre lo mismo.

El cliente que te rechaza, la campaña que no funciona, la competencia que parece dar siempre con la tecla… Todo está ahí para enseñarte algo.

Entonces, la pregunta no es: «¿Por qué me pasa esto a mí?»

La verdadera pregunta es: «¿Qué puedo aprender de esto?»

Mira, cuándo en 2016 estaba en pleno tratamiento, aprendí que hay un delicado equilibrio entre aceptar y actuar.

Aceptar no significa resignarse, sino entender que no puedes controlarlo todo. Pero sí puedes controlar cómo respondes.

En las inversiones, por ejemplo, no puedes controlar los movimientos del mercado. Pero puedes diseñar una estrategia sólida y mantenerla a rajatabla.

En los negocios, es igual: no puedes controlar la reacción de tus clientes, pero puedes mejorar tu producto y tu comunicación para asegurarte de que estás entregando valor real.

El truco está en aceptar lo que no puedes cambiar, mientras actúas con intención en lo que sí puedes controlar.

Supongo que, por eso, en los momentos difíciles el ego grita. Te dice que deberías estar más avanzado, que el éxito debería llegar ipsofactamente.

Pero la verdad es que el ego solo busca validación.

En las inversiones, eso se traduce en vender en velas rojas o comprar por FOMO.

En los negocios, el ego te hace saltar de una estrategia a otra, persiguiendo el último objeto brillante, buscando resultados inmediatos que casi nunca llegan.

Por eso debes hacer las paces con tu ego

Entiende que los grandes resultados, siempre, siempre, siempre, vienen de pequeñas acciones consistentes. Como cuando, tras mi trasplante de riñón, cada pequeño paso me llevó hasta aquí.

Entonces, ¿cómo puedes transformar esa mentalidad que en demasiadas ocasiones te sabotea en vez de apoyarte?

Así:

1. Cambia la narrativa interna

Deja de preguntarte “¿Por qué me pasa esto?”, y empieza a preguntarte: “¿Qué puedo aprender de esta situación?”

Ejercicio: Escribe en un diario las tres lecciones más importantes que te ha enseñado tu negocio o tus inversiones en los últimos seis meses. Te sorprenderás.

2. Diseña una estrategia y confía en ella

Tanto en los mercados como en los negocios, la clave no es reaccionar al ruido, sino seguir tu plan.

Ejercicio: Revisa tu plan actual. ¿Estás siendo fiel a él, o te estás dejando llevar por las emociones?

3. Practica la paciencia estratégica

Paciencia no es solo esperar, es saber qué esperas mientras actúas con intención.

Ejemplo: En un bear market, los inversores inteligentes no venden por pánico, compran en rebajas En los negocios, los emprendedores exitosos no abandonan una estrategia antes de tiempo.

4. Reconoce el propósito detrás de cada acción

Cuando trabajas con propósito, los fracasos se convierten en pasos necesarios hacia el éxito.

Pregúntate: “¿Esta acción refleja quién soy y lo que quiero lograr?”

5. Transforma los fracasos en aprendizajes

Cada error es una inversión en tu crecimiento.

Ejercicio: Haz una lista de los últimos tres errores que has cometido en tu negocio o inversiones. Escribe qué aprendiste de cada uno y cómo puedes aplicar esas lecciones.

Vale, ¿y ahora qué?

Quizá te estés preguntando: «Ok Jordi, esto suena bien, pero ¿cómo lo pongo en práctica?»

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