Cada vez es más común que quienes buscan un cambio personal y profesional recurran al coaching. Sin embargo, no todas las experiencias en una sesión de coaching son iguales, y los retos que cada individuo afronta son únicos. En este artículo, exploraremos cómo el coaching puede ser una herramienta poderosa para encontrar coherencia interna, definir objetivos claros y superar conflictos éticos, especialmente en entornos de trabajo desafiantes.
Imagina que te enfrentas a una situación en la que los valores personales chocan con las demandas laborales. Te encuentras en medio de una encrucijada entre la responsabilidad profesional y la ética personal. Esta situación puede parecer insostenible y crear una incomodidad significativa. A través de una experiencia de coaching bien estructurada, es posible no solo encontrar soluciones inmediatas, sino también descubrir herramientas para manejar futuros desafíos.
La Importancia de la Coherencia Interna en el Trabajo
En coaching, la coherencia interna se entiende como la alineación entre nuestros valores y nuestras acciones. Cuando existe coherencia, sentimos paz y satisfacción, y nuestras decisiones se ven reflejadas en nuestro entorno profesional. Sin embargo, cuando actuamos en conflicto con nuestros valores, esa paz se convierte en estrés, y se genera un dilema ético que afecta tanto el desempeño como el bienestar emocional.
Un cliente, a menudo, llega al coaching buscando claridad en momentos de tensión. El coach escucha activamente para entender qué es lo que genera la incomodidad del cliente y detecta los valores fundamentales en juego. Esto permite que el cliente reflexione sobre lo que realmente desea lograr. Una de las preguntas clave en este tipo de sesiones podría ser: “¿Qué es lo que realmente te gustaría sentir en esta situación?”.
Aquí, el coach no dirige, sino que acompaña al cliente en la exploración, ayudándole a identificar sus objetivos y las creencias que pueden estar limitando su avance. Este tipo de preguntas despiertan en el cliente una reflexión que le permite profundizar en su conflicto y descubrir los valores personales que desea preservar.
Estrategias para Superar los Conflictos Éticos en el Entorno Laboral
Los conflictos éticos, sobre todo en profesiones reguladas, son comunes y afectan la satisfacción laboral. Imagina que trabajas en una empresa que cambia sus políticas de manera que tus decisiones como profesional ya no se basan en una evaluación imparcial, sino en directrices que no compartes. A través del coaching, puedes trabajar el modo de enfrentar esta situación sin comprometer tu bienestar.
Algunos pasos clave para abordar conflictos éticos son:
- Identificar el problema de fondo: Reflexionar sobre qué es lo que realmente incomoda en la situación permite a los clientes ser más específicos. ¿Es la política en sí? ¿O la sensación de estar comprometiendo tu integridad?
- Definir una postura personal: El coaching ayuda a que el cliente defina cuál es el rol que desea asumir. A veces, el cliente decide enfrentar el conflicto desde una postura de aceptación, sin comprometer sus principios, sino optando por la neutralidad en la toma de decisiones.
- Considerar alternativas sin comprometer los valores: Una vez que se identifican los puntos de incomodidad, se exploran alternativas que permitan al cliente actuar conforme a sus valores sin que esto suponga un conflicto abierto con la empresa. Esto podría implicar limitar la información que el cliente ofrece sobre ciertos casos, permitiendo que sea la organización quien tome la decisión final.
- Mantener la paz interior: El objetivo final del coaching es que el cliente encuentre una forma de actuar que le permita sentirse en paz, incluso si la situación externa no cambia de inmediato. Este aprendizaje puede aplicarse en otros aspectos de su vida, desde relaciones hasta proyectos personales.
El Proceso de Coaching: De la Incertidumbre a la Claridad
Durante el proceso de coaching, el cliente puede pasar de una posición de incertidumbre a una de claridad. Este recorrido no es automático ni inmediato, pero al ser guiado por preguntas reflexivas, el cliente descubre la capacidad para definir qué quiere y qué puede controlar. El coach, al ofrecer un espacio libre de juicio, permite que el cliente hable abiertamente sobre sus miedos y los obstáculos percibidos.
A medida que el cliente comparte su experiencia, el coach no trata de darle una respuesta directa, sino de escuchar y devolverle un resumen de lo que percibe en el diálogo. Esto permite al cliente verse reflejado en las palabras del coach y empezar a considerar caminos que, quizás, no había explorado antes. Por ejemplo, un cliente que no está seguro de cómo actuar ante directrices contrarias a su ética, puede encontrar tranquilidad en la posibilidad de expresar su opinión profesional sin asumir toda la responsabilidad de las decisiones finales.
Superando la Tensión: Aplicación de Alternativas Sostenibles
Para muchos, la primera opción al enfrentar una situación incómoda es la de abandonar el trabajo o la relación conflictiva. Sin embargo, el coaching permite explorar alternativas a este tipo de decisiones drásticas. En lugar de huir, el cliente puede ver la posibilidad de aprender a gestionar sus reacciones y encontrar valor en afrontar la situación.
Este enfoque le da al cliente herramientas que puede usar en el futuro. Aprender a sostener la incomodidad o gestionar el conflicto de manera diferente puede fortalecer la capacidad de resiliencia. Para ello, el coach puede preguntarle al cliente: “Si no deseas sentirte cómplice, ¿cómo te gustaría sentirte en esta situación?”. Esto ayuda a que el cliente defina qué emociones desea experimentar, y descubra acciones que estén en consonancia con sus valores y que le ofrezcan paz interior.
Conclusión: El Coaching Como Herramienta de Crecimiento Personal y Profesional
El coaching va mucho más allá de resolver conflictos puntuales. Proporciona un camino para el autoconocimiento y la coherencia, y permite que el cliente obtenga una visión clara de sus valores y de cómo estos influyen en su vida. Al profundizar en el coaching, se aprende a tomar decisiones basadas en el propio bienestar, gestionando los conflictos éticos con una actitud que no compromete la integridad personal.
Al final, el coaching no busca transformar lo externo, sino ayudar a los clientes a ver con claridad lo que ya está en ellos y guiarlos hacia una vida más coherente y satisfactoria. Cuando logramos la coherencia interna, nos sentimos en paz con nuestras decisiones, y eso es una victoria que se refleja en todas las áreas de nuestra vida.
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