¿A quién querías servir cuando comenzaste tu negocio?
Te lo pregunto en serio.
¿A quién querías servir?
Bueno, probablemente, pensaste en tus clientes, en el mercado o en tu equipo.
Espero que también pensaras en tu familia.
Pero… ¿Te incluiste a ti en esa lista?
En serio, ¿lo hiciste?
Bien.
¿Sabes por qué te lo pregunto?
Pues para que pienses si estás creando un negocio que te llena.
Si te levantas cada día con la sensación de que estás construyendo algo que te entusiasma.
O si sientes que solo estás cumpliendo con las expectativas de los demás.
Es fácil perderse en lo que «se supone» que debes hacer, pero, ¿alguna vez te has preguntado si lo que estás construyendo es realmente lo que quieres?
¿Qué pasaría si el negocio que estás dirigiendo no fuera el que realmente te hace feliz?
¿Te has dado cuenta de eso en algún momento?
Ok, vayamos un poco más allá.
Cuando tomas decisiones importantes en tu empresa, ¿en qué piensas primero?
¿En lo que hará feliz a tus clientes?
¿En lo que te acercará a cumplir tus objetivos financieros?
¿O en lo que realmente te hará sentir alineado con tus valores?
¿Has notado cómo priorizas a los demás y dejas para el final lo que de verdad te mueve?
Y si sigues así, ¿a dónde crees que te llevará ese camino?
Te hago estas preguntas porque, más veces de las que imaginas, olvidamos algo fundamental:
Nuestro negocio debería hacernos felices.
Para hacernos desgraciados mejor nos metemos a funcionario y listo.
Por eso insisto: ¿estás seguro de que el negocio que tienes es el que quieres?
¿O simplemente es el que otros esperan que tengas?
Imagina que todo lo que haces en tu negocio está alineado con lo que de verdad quieres.
Con lo que de verdad sientes. Con lo que de verdad aspiras a ser.
¿Cómo cambiaría tu día a día?
¿Qué decisiones tomarías si estuvieras construyendo un negocio que refleje quién eres y lo que más valoras?
¿Qué dejarías de hacer hoy mismo si te atrevieras a priorizarte?
Porque, si algo está claro, es que tu negocio no puede crecer si no creces tú primero.
Y que tu nivel de éxito empresarial jamás superará tu nivel de desarrollo personal.
Entonces, vamos a solucionar eso ahora mismo.
Te voy a contar las decisiones que podrías tomar ahora mismo para cambiar las cosas.
Veámoslo en cuatro pasos.
El primer paso para construir un negocio que te haga feliz es detenerte.
Sí, detenerte.
Parar la rueda de hámster en la que estás metido y tomarte un momento para pensar.
¿Has hecho eso últimamente?
El problema con el ritmo frenético de los negocios online es que no tienes espacio para pensar.
Y sin reflexión, no hay cambio.
¿Cuándo fue la última vez que te diste tiempo para cuestionar tus decisiones empresariales desde una perspectiva personal?
Hazlo hoy mismo.
Tómate un día, o al menos unas horas, para estar solo contigo mismo, desconectado del ruido.
Coge una libreta, un café o lo que te guste, y pregúntate:
- ¿Este negocio me acerca a la vida que quiero vivir?
- ¿Las decisiones que estoy tomando me están haciendo feliz?
- ¿Qué es lo que realmente deseo lograr para mí, no solo para los demás?
Es importante que seas brutalmente honesto contigo mismo en las respuestas.
El segundo paso para construir un negocio que te haga feliz es aceptar que tienes el derecho de priorizarte.
Suena simple, pero no lo es.
La mayoría de empresarios sienten que anteponer sus necesidades es egoísta o irresponsable.
Pero, ¿cómo vas a liderar un negocio sostenible si tú mismo no te sientes pleno?
Recuerda que, para servir a los demás, primero tienes que servirte a ti mismo.
Porque priorizarte no significa abandonar a tus clientes o ignorar las necesidades del mercado, significa ajustar tu negocio para que tú también ganes en el proceso.
¿Cuáles son esas pequeñas cosas que podrías cambiar para empezar a disfrutar más de lo que haces cada día?
¿Qué áreas de tu negocio podrías alinear mejor con tus propios valores?
Tal vez sea el tipo de clientes que eliges, los productos o servicios que ofreces, o incluso la forma en que organizas tu día.
Lo importante es empezar a tomar pequeñas decisiones que te acerquen a la vida que quieres, sin esperar a que todo sea perfecto.
El tercer paso para construir un negocio que te haga feliz es desprenderte de la idea de que todo tiene que ser como lo has planeado.
Casi siempre, el mayor obstáculo para construir un negocio alineado con nuestros deseos somos nosotros mismos.
Nos apegamos tanto a la idea de lo que «deberíamos» estar haciendo, que no dejamos espacio para la flexibilidad.
Pero, ¿qué pasaría si soltaras esas expectativas?
¿Qué pasaría si te permitieras experimentar, probar cosas nuevas, cambiar el rumbo sin miedo a que los demás piensen que te has equivocado?
La clave aquí es la adaptabilidad.
Cuanto más flexible seas en la forma de construir tu negocio, más fácil será alinear tus decisiones con lo que realmente te hace feliz.
No te apegues a la idea de que todo tiene que seguir el plan original.
Permítete cambiar. Permítete ajustar el rumbo.
Es tu negocio y tienes el derecho de hacerlo evolucionar contigo.
Y no importa si lo que haces hoy no es lo que pensabas hace un año.
Lo importante es que ahora esté alineado contigo.
Insisto, es tu negocio.
Y solo tú decides el camino.
El cuarto paso para construir un negocio que te haga feliz es rodearte de un entorno que apoye tu visión.
¿Cuántas veces te has sentido presionado a seguir un determinado camino porque es lo que todo el mundo espera de ti?
¿Cuántas veces has tomado decisiones en función de lo que los demás consideran «éxito»?
Cambia eso.
Rodéate de personas que te animen a ser tú mismo.
Personas que entiendan que el éxito no se mide solo por la facturación, sino por tu satisfacción personal y tu equilibrio en la vida.
¿Con quién compartes tus ideas?
¿Tu entorno te impulsa a crecer de una manera que te alinea con tus valores?
Elige con cuidado.
Rodéate de aquellos que te ayuden a construir el negocio que quieres, no el negocio que otros piensan que deberías tener.
Hazte esta promesa hoy mismo:
—”Voy a construir un negocio que también me haga feliz a mí.”
Y cúmplela.
Porque cuando tú estás bien, tu negocio también lo está.
Y lo más importante: no solo tendrás un negocio rentable, sino también una vida plena.
Lo que necesitas es un cambio de chip.
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