Hay algo frustrante que pasa cuando intentas crecer en tu negocio.
Sabes que tienes las habilidades. Sabes que eres bueno en lo que haces. Pero por alguna razón, las cosas no terminan de salir como quieres.
Es como si hubiera una barrera invisible, una especie de techo que no te deja pasar.
Y claro, empiezas a preguntarte: ¿qué coj**** está fallando?
Y lejos de ser un tema de habilidades, de esfuerzo o incluso de suerte, es otra historia.
Algo más profundo.
Muchas veces, se trata del nivel en el que estás operando… internamente.
Hay una serie de «niveles de conciencia» que determinan cómo percibes el mundo, cómo reaccionas a los desafíos, y cómo tomas decisiones.
Y cada uno de esos niveles tiene una energía que puede impulsarte hacia arriba… o mantenerte atrapado.
Ojo, que esto no me lo he inventado yo. Esta teoría la desarrolla David Hawkins en su extensa bibliografía que, por cierto, te recomiendo si te interesa progresar en la vida.
Cada uno de estos niveles de conciencia tiene una frecuencia de vibración específica.
A menor nivel de conciencia, la frecuencia es más baja, lo cual genera emociones negativas como el miedo, la culpa y la apatía.
A medida que elevas tu nivel de conciencia, la frecuencia de vibración aumenta, lo cual se traduce en una vida más plena, con emociones como la aceptación, el amor y, eventualmente, la paz.
Cuanto más alta es la vibración, más energía positiva tienes disponible, y mayor es tu capacidad para atraer abundancia, claridad y crecimiento.
Déjame explicarte cómo funciona esto:
Los niveles de consciencia y su impacto en los negocios
Cada nivel de consciencia tiene una frecuencia específica que influye en cómo enfrentas los desafíos. Aquí te mostramos cómo funcionan estos niveles:
- Vergüenza (20): El nivel más bajo, asociado a la inutilidad y la desesperanza. Las personas aquí tienden a autodestruirse o proyectar su ira en los demás.
- Culpa (30): Sentimiento constante de fracaso. Este nivel bloquea el perdón y te mantiene atrapado en la autocrítica.
- Apatía (50): Desmotivación total. A este nivel, los emprendedores pierden el impulso para mejorar su situación.
- Dolor (75): Focalización en la pérdida y el sufrimiento. La negatividad paraliza cualquier avance.
- Miedo (100): El miedo a lo desconocido limita las decisiones, creando un ciclo de estancamiento.
- Deseo (125): Aunque puede ser un motor para el cambio, el deseo en este nivel crea insatisfacción constante y frustración.
- Ira (150): Aunque puede impulsar cambios, la ira también genera reactividad y decisiones impulsivas.
- Orgullo (175): El orgullo fortalece la confianza, pero impide la apertura a nuevas ideas o cambios necesarios.
- Coraje (200): El primer nivel positivo, donde el emprendedor enfrenta retos y comienza la verdadera transformación.
- Neutralidad (250): Se llega a un estado de aceptación y desapego, clave para operar desde una perspectiva más equilibrada.
- Disposición (310): Energía positiva que facilita el aprendizaje, la curiosidad y la apertura al crecimiento.
- Aceptación (350): Tomar plena responsabilidad por tus acciones, aceptando la realidad tal y como es.
- Razón (400): Operar con una mente lógica y analítica, pero con conexión limitada al propósito emocional profundo.
- Amor (500): Un amor incondicional hacia ti mismo y hacia los demás, desde donde surgen decisiones compasivas.
- Alegría (540): Estado de felicidad y abundancia, con un fuerte sentido de conexión con los demás.
- Paz (600): Serenidad y plenitud donde la vida se vive desde un propósito elevado.
- Iluminación (700-1000): El nivel más alto, alcanzado por figuras como Buda y Cristo, donde se vive en unidad con el todo.
Ahora, volvamos a la tierra con la gran pregunta:
¿En qué nivel estás operando tú?
Mira, la mayoría de los emprendedores se quedan atrapados entre el miedo y el deseo. Quieren más, pero están demasiado asustados para dar el salto. Y no es culpa suya: es el nivel de conciencia desde el que están actuando.
Pero lo bueno es que puedes cambiar.
Puedes subir de nivel. Puedes pasar del miedo a la valentía, de la culpa a la aceptación.
Imagina despertarte cada mañana sabiendo que tienes el control. Que ya no estás atrapado en tus viejos patrones, que no te paraliza el miedo al qué dirán.
Imagínate actuar con confianza, tomando decisiones sin dudar, sintiéndote alineado con lo que realmente quieres hacer.
Visualiza construir un negocio que no solo te dé ingresos, sino que también te llene de propósito. Un negocio que te haga sentir orgulloso, porque estás aportando a los demás, porque cada paso que das es hacia adelante.
Ese es el poder de operar desde un nivel más alto.
Pero tienes que dar el primer paso: por eso es clave trabajar tus creencias limitantes.
Son esas creencias las que te mantienen atrapado en niveles bajos de conciencia, las que te hacen dudar, las que te dicen que no puedes, que no eres suficiente, que el fracaso es el final del camino.
Superar esas creencias es la manera de avanzar en los niveles de conciencia.
Cuando identificas y transformas esas creencias limitantes, dejas atrás la culpa, la apatía, y el miedo.
Empiezas a moverte hacia la valentía, la aceptación y, finalmente, hacia una visión más grande y poderosa de lo que puedes lograr.
Y ese es el poder de cambiar tu nivel de conciencia: desbloquear lo que antes parecía imposible y empezar a operar desde un lugar donde tienes el control, donde las decisiones se toman con claridad y sin las cadenas del pasado.
Lo que necesitas es un cambio de chip.
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