El coaching no solo es una herramienta poderosa para el crecimiento, sino una disciplina que desafía a coaches y clientes a descubrir los bloqueos que limitan su potencial. Durante un módulo en el que exploramos la esencia de un buen coaching, abordamos un concepto que todos en este camino de ayudar a otros debemos interiorizar: el verdadero problema en el coaching rara vez es el que se presenta de primera mano. Como coaches, debemos profundizar, cuestionar y saber conectar con el cliente para que él mismo se descubra.
Descubrir los verdaderos bloqueos de un cliente es fundamental porque, en muchas ocasiones, sus obstáculos visibles son solo síntomas de barreras más profundas que los mantienen atados a sus creencias y miedos. Es ahí donde un coach debe intervenir desde la autenticidad, la empatía y la energía adecuada para establecer una conexión que facilite ese proceso de descubrimiento.
Sostener la energía: clave para el coach y el coachee
Para lograr un coaching eficaz, la energía del coach es tan fundamental como su conocimiento de técnicas y herramientas. Mantener una energía constante y alta es necesario para transmitir confianza y acompañar al cliente en su proceso de exploración. Si un coach no se presenta con la energía adecuada, difícilmente podrá sostener a un cliente cuando se enfrente a sus propias dudas y limitaciones.
Tal como dijo Nikola Tesla: «somos energía, frecuencia y vibración.» Un coach que realmente entiende esto será capaz de percibir y ajustar la sintonía energética que comparte con su cliente. Esta energía no se trata solo de motivación o entusiasmo, sino de una presencia genuina que conecte al cliente con su potencial y sus emociones, para ayudarle a sostener y transformar esas energías en crecimiento personal.
La importancia de descubrir lo que realmente queremos
La razón número uno por la cual las personas no alcanzan sus objetivos es que realmente no tienen claro lo que desean lograr. Una sesión de coaching se enfoca en guiar al cliente a responder esta pregunta básica: «¿Qué quieres?». Sin embargo, el descubrimiento de esa respuesta no siempre es inmediato, ya que nuestros bloqueos mentales nos impiden identificar nuestros deseos más profundos.
Por eso, una sesión de coaching se convierte en un espacio seguro para que el cliente logre descubrir qué quiere realmente y cómo eso puede alinearse con sus valores y aspiraciones. Un coach habilidoso se enfoca en hacer preguntas que lleven al cliente a un estado de introspección y, a través de la escucha activa, le ayuda a dar claridad a sus intenciones y objetivos.
El poder de las creencias y cómo nos limitan
Las creencias, tanto las que nos limitan como las que nos potencian, son el eje de la transformación en el coaching. Las creencias que llevamos arraigadas definen lo que consideramos verdadero, posible e imposible. Uno de los objetivos más transformadores en una sesión de coaching es el de descubrir cuáles de nuestras creencias hemos declarado como verdaderas y cuáles pueden estar limitando nuestro crecimiento.
No todas las creencias son verdaderas, aunque muchas veces parezcan fundamentadas. Identificar y cuestionar estas creencias es crucial para el desarrollo personal y profesional, ya que detrás de cada creencia limitante hay una posibilidad de crecimiento y transformación. El coach guía al cliente para que, en lugar de etiquetar sus creencias como “verdaderas o falsas,” evalúe si le están sirviendo o no para alcanzar sus metas.
La estructura básica de una sesión de coaching efectiva
Para abordar eficazmente los problemas en una sesión de coaching, es importante seguir una estructura clara. Aunque cada sesión puede adaptarse a las necesidades del cliente, existen tres preguntas básicas que facilitan el descubrimiento de los problemas más profundos:
- ¿Qué quieres lograr? Este es el punto de partida en toda sesión de coaching. Sin una claridad en el objetivo, es imposible avanzar en el descubrimiento del verdadero problema. Como coach, debemos ayudar a que el cliente identifique lo que realmente quiere y que desarrolle esa claridad.
- ¿Cómo puedes lograrlo? Una vez definido el qué, es momento de explorar el cómo. ¿Qué métodos, recursos o habilidades necesita el cliente para alcanzar su objetivo? Aquí el coach asiste en la formulación de un plan de acción efectivo.
- ¿En quién necesitas convertirte para alcanzar tu objetivo? Este es el paso final, y quizá el más importante. Muchas veces, el verdadero problema no es el objetivo ni el camino para llegar a él, sino la transformación que requiere el cliente para lograrlo. ¿Qué habilidades, mentalidad o incluso valores necesita adoptar? ¿Cómo puede convertirse en la persona que atrae y sostiene esos resultados deseados?
Identificando las excusas: un paso crucial para vencer el autosabotaje
Una de las formas más comunes de autosabotaje es aferrarse a excusas. Las excusas no son más que razones externas a las que atribuimos nuestro estancamiento, alejándonos de la responsabilidad personal sobre nuestros resultados. En el coaching, es vital ayudar al cliente a identificar cuándo está usando una excusa y cómo ésta le impide avanzar. Para ello, un coach eficaz ayuda a crear un entorno en el que el cliente se sienta seguro para enfrentar y cuestionar esas justificaciones y en su lugar, responsabilizarse por su camino y sus logros.
Al reconocer nuestras propias excusas, tomamos conciencia de nuestra responsabilidad en los resultados, tanto en los positivos como en los negativos. Este cambio de perspectiva es un motor esencial en el proceso de coaching.
El papel del coach: servir, no dirigir
A menudo, un coach principiante comete el error de intentar llevar a su cliente a un lugar específico o dirigir la sesión hacia lo que cree que es correcto. Sin embargo, un verdadero coach profesional sabe que su papel no es el de guiar, sino el de servir. Es decir, el coach debe acompañar al cliente en el camino que él mismo quiere tomar, preguntándole constantemente hacia dónde desea ir y permitiéndole ser dueño de su propio proceso de descubrimiento.
Al actuar desde una posición de servicio en lugar de dirección, el coach no impone sus creencias ni intenta cambiar al cliente; simplemente le proporciona el espacio y las preguntas adecuadas para que él mismo encuentre sus respuestas.
La energía de la gratitud y su impacto en el coaching
Un aspecto fundamental en el coaching y en cualquier práctica de desarrollo personal es la energía de la gratitud. Al comenzar una sesión con gratitud, el coach se sintoniza en una frecuencia de apertura y disposición, estableciendo un entorno positivo y receptivo. La gratitud permite que tanto el coach como el cliente reconozcan el valor de cada instante compartido, elevando la energía de la sesión y facilitando un intercambio de confianza y autenticidad.
El verdadero poder de la gratitud reside en su capacidad de transformar nuestra perspectiva. Cuando un cliente se siente agradecido, puede ver sus desafíos desde un ángulo diferente, permitiéndole aceptar sus circunstancias actuales como el primer paso hacia su transformación.
Reflexión final
El coaching es un viaje de autodescubrimiento y responsabilidad personal, tanto para el cliente como para el coach. A través de un proceso de preguntas poderosas, escucha activa y una energía constante de servicio, el coach puede ayudar al cliente a reconocer y enfrentar los problemas que realmente limitan su avance.
Ser coach implica, sobre todo, el compromiso de explorar junto al cliente su verdad, su potencial y sus creencias, permitiendo que cada sesión sea un paso hacia la claridad y el empoderamiento personal.
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