Además, ha sido a sabiendas.
Por eso, hoy voy a compartir contigo algo muy personal.
Algo que ha sido un pilar fundamental en mi vida y en mis negocios.
Eso sí, antes dejemos algo claro.
No soy psicólogo, ni coach, ni Superman.
Solo soy un hombre muy sencillo que te quiere enamorar jajaja
No, en serio.
Solo soy un empresario que ha encontrado una metodología para desarrollar la mentalidad que necesito en mi vida.
Si crees que eso puede ayudarte, sigamos.
Desde que comencé a emprender en el 17, apliqué el poder del autoengaño positivo.
¿Qué es eso?
Es sencillo: decirte a ti mismo que eres algo que todavía no eres, hasta que lo seas.
¿Te suena a chino?
Vale, déjame explicarte con un ejemplo personal.
Hace unos años, antes de emprender, era más bien introvertido.
(Nadie hubiera imaginado que hoy comunicara a diario frente a miles de personas).
Pero yo no quería ser introvertido.
Entonces, me autoengañé, me dije que era extrovertido.
Actué como extrovertido.
Me expuse masivamente a eventos de todo tipo para trabajar eso.
¿El resultado?
Me convertí en uno de ellos.
Y el autoengaño se transformó en realidad.
La clave está en cómo te hablas a ti mismo.
Si constantemente te dices que eres malo en algo, lo serás.
Si te dices que eres bueno, empezarás a creerlo y actuar en consecuencia.
Por ejemplo, si en tu negocio no te atreves a lanzar ese nuevo producto por miedo a la respuesta del mercado (y a las críticas de los que tú ya sabes si sale mal) autoengáñate diciéndote que eres valiente, que sí te atreves.
Que sí tienes los huevos que hay que tener.
Porque, con el tiempo, te sorprenderás de lo valiente que puedes llegar a ser, hazme caso.
Mira, nuestro cerebro es como una aplicación.
Si te programas con palabras positivas, tu realidad cambiará.
Y eso no es magia, es ciencia.
La Ley de la Atracción funciona porque te autoengañas para creer en tus metas.
Visualizas, te lo crees, actúas y lo consigues.
Tatúate esto a fuego dónde más sientas que te duela:
Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, tienes razón.
Y recuérdalo toda la vida.
Al final, la percepción configura nuestra realidad.
Si piensas que “quién eres tú para vender a precios altos”, siempre serás pobre como una rata.
Pero si crees que eres un empresario o empresaria de alto valor, que bien merece cobrar por todo lo que aporta al mercado, jamás tendrás problemas de dinero.
Puedes autoconstruirte: empieza por hablarte bien.
Evita el lenguaje negativo. En serio, no sabes lo dañino que puede llegar a ser.
En lugar de eso, enfócate en mejorar.
Si acabas de contratar a tu primer empleado y piensas “no soy nadie para liderar”, fracasarás.
Pero si analizas como lideras y te corriges, mejorarás.
Este es el verdadero poder del autoengaño positivo.
Tu lenguaje configura tu mente.
Y tu pensamiento transforma tu realidad.
Recuerda, no sabemos qué estamos haciendo en este vasto universo.
Así que, ¿por qué hacer nuestra vida más difícil con pensamientos de mierda?
Habla bien contigo mismo y disfruta el viaje.
Lo que necesitas es un cambio de chip.
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