En 1927, Buckminster Fuller, un joven ingeniero, estuvo cerca de terminar con su vida.
Había fracasado en sus negocios, perdido a su hija y estaba al borde de la desesperación.
Sin embargo, justo antes de tomar esa decisión, tuvo una revelación.
Se dio cuenta de algo fundamental: no tenía que controlar todo. No tenía que empujar su vida.
Al contrario, debía fluir con el poder natural de las cosas, como un río que sigue su curso sin esfuerzo.
Esa reflexión lo cambió todo.
Pasó de la desesperación a convertirse en uno de los inventores más influyentes del siglo XX.
Y esto es algo que tú también puedes aplicar en tu vida y en tu negocio.
Forzar y controlar cada detalle no te lleva más lejos, te agota.
Lo que realmente funciona es aprender a fluir con lo que sucede, confiando en el proceso.
Ojo, esto no lo digo yo.
Lo dijo David Hawkins en su teoría del poder contra la fuerza.
Hawkins argumenta que la fuerza proviene de la inseguridad y el miedo (recuerda, niveles de consciencia bajos).
Es la energía que utilizamos cuando intentamos controlar todo a nuestro alrededor. Sentimos que, si no estamos encima de cada cosa, todo se va a derrumbar.
¿Te suena?
La fuerza es reactiva.
Surge de la necesidad de imponer nuestra voluntad. Es esa sensación constante de que, si no empujas, no sucederá.
Pero cuanto más usas la fuerza, más resistencia encuentras. Las cosas no avanzan y te acabas desgastando, física y emocionalmente.
Por otro lado, el poder es completamente diferente.
El poder no necesita imponer nada. Surge de la claridad, de la confianza y del conocimiento profundo de que las cosas fluyen de manera natural cuando estás plenamente alineado.
No necesitas forzar los resultados porque el poder atrae en lugar de empujar.
Cuando operas desde el poder, te das cuenta de que el verdadero control no está en empujar, sino en soltar y permitir que las cosas sigan su curso natural.
Las oportunidades y las personas se alinean cuando confías en el proceso, sin necesidad de manipular cada detalle.
¿Cómo saber si estás operando desde la fuerza o desde el poder?
Es sencillo.
Si terminas agotado, frustrado y con la sensación de que todo lo que haces requiere un esfuerzo monumental, estás operando desde la fuerza.
Si sientes tensión constante, es una señal de que estás en modo control.
Ahora, ¿cómo empezar a operar desde el poder?
Te lo explico fácil en cuatro pasos:
- Primero, identifica las áreas donde estás empujando demasiado. Haz una lista. Piensa en tu negocio o en tu vida personal. ¿En qué áreas te sientes obligado a controlar todo? Este es el primer paso para soltarlas.
- Después, deja de intentar controlar lo incontrolable. Confía en el proceso. Haz lo que está en tus manos, pero deja que las cosas fluyan. A veces, las mejores oportunidades llegan cuando menos lo esperas, precisamente porque no las estás forzando.
- Además, escucha tu intuición. El poder no es lógico, es intuitivo. La respuesta muchas veces está dentro de ti, pero no la oyes porque estás demasiado ocupado controlando el exterior. Suelta esa necesidad y déjate guiar por lo que realmente sientes.
- Y, finalmente, rodéate de personas que te apoyen. Cuando operas desde la fuerza, atraes conflictos y resistencia. Pero cuando operas desde el poder, las personas correctas empiezan a alinearse contigo de manera natural. Empiezas a atraer apoyo y cooperación sin esfuerzo.
No digo que sea sencillo. De hecho, si te pareces un poco a mí, no lo es.
Cuándo toda tu vida te has dicho que eres una persona analítica, que te gusta tenerlo todo bajo control, es difícil soltar y comenzar a fluir.
Y es difícil porque todos, absolutamente todos, tenemos un condicionamiento inoculado en lo más profundo de nuestra mente, que no de nuestro ser.
Dicho de otra forma, si te das cuenta de que estás operando más desde la fuerza que desde el poder, es probable que haya creencias limitantes profundamente arraigadas que te empujan a controlar todo.
Creencias como «si no lo hago yo, no se hará bien», o «solo con esfuerzo extremo conseguiré lo que quiero».
Y cosas del estilo.
Estas creencias son las que te mantienen atrapado en un ciclo de agotamiento y frustración. Y si no las identificas y reprogramas, seguirás en ese mismo bucle.
Deja de empujar. Empieza a fluir. El poder ya está en ti.
Lo que necesitas es un cambio de chip.
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