Te cuento algo personal que casi nadie sabe.
Desde hace unos meses, mi día a día se basa en leer, hacer deporte y tomar el sol.
A ver, eso se puede desarrollar más, pero básicamente en eso consiste.
Me levanto, leo, me formo, me tomo mi pre-entreno, voy al gimnasio a levantar hierro para esculpir este cuerpo de dios griego, vuelvo a casa, almuerzo, tomo el sol, leo un poco más, me formo un poco más y cuándo Marta termina de su proceso diario dedicamos tiempo a la pareja.
No te cuento esto para darte envidia, ni para luego venderte un curso en el que te cuento cómo tú también puedes pasar tu día leyendo, haciendo deporte y tomando el sol.
Que no tendría nada de malo, pero no te lo cuento por eso.
Te lo cuento para que sepas como puede cambiar la vida de un emprendedor como tú que hasta hace bien poco vivía veinticinco horas al día según, sin, (so), sobre, tras su negocio.
Veinticinco horas al día.
Y no es que me haya hecho millonario de golpe y no necesite facturar jamás en la vida.
A ver, millonario todavía no soy, pero tampoco tengo necesidad de facturar a medio plazo.
Es más, cuándo me haga millonario, seré el millonario con más hambre del mundo.
Lo que pasa es que el universo te da siempre lo que necesitas.
Todo, absolutamente todo lo que vives, te pasa porque necesitas vivirlo.
El universo te dice, mira, necesitas vivir esto para aprender y continuar evolucionando.
Y si no le haces puto caso, la vida actúa de oficio por ti.
Te guste o no, lo hace.
Y conmigo lo ha hecho.
Lo ha hecho porque he vivido durante los últimos siete años muy desconectado de la vida.
(Ya me perdonarás este email extremadamente personal en primera persona, pero creo sinceramente que mi experiencia puede resonar contigo y ayudarte si estás bloqueado).
Lo que te decía, que he vivido desconectado.
Mi obsesión con el negocio era absoluta.
Y ojo, obsesionarte con tu negocio no es malo. Al contrario, es imprescindible si quieres resultados bestias.
Una cosa no quita la otra.
Pero a lo que me refiero es que lo que me pasó a mí es que me zambullí tanto en la dinámica de negocio, que me desconecté casi por completo de mí.
De mí, de lo que sentía, de lo que verdaderamente quería y de cómo lo quería.
Me olvidé casi hasta de respirar.
Y el universo me estaba avisando.
Me dijo, “hey bro, levántate a las 5 am y tírate unos fucking burpees” jajajaj
No, en serio, El universo me decía “por aquí ni vas bien. Lo mismo necesitas ir por allá”.
“Lo mismo necesitas hacer otras cosas”.
“Lo mismo necesitas parar”.
Y yo, que era un descerebrado con el ego por trabajar, no le hice puto caso.
Ojo, que mi supraconciencia lo sabía, Quiero decir, mi intuición, que es lo mismo, me lo decía.
Entonces, como no hice caso, la vida actuó de oficio.
Y aquí estamos.
Aprendiendo.
Y ya que estamos aprendiendo, me gustaría compartir contigo algunas cosillas que voy descubriendo en el proceso para que, como te decía, te ayude si estás en un momento vital parecido.
Primero, toma consciencia de lo que te pasa.
Detente un momento y analiza tu situación.
¿Cómo te sientes realmente? ¿Estás viviendo la vida que quieres o simplemente sigues el ritmo frenético sin cuestionarlo?
Trato de que te hagas preguntas que te lleven a un mayor nivel de consciencia.
Pregúntate: ¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Qué es lo que realmente quiero lograr? ¿Estoy alineado con mis valores?
Es en este proceso de autodescubrimiento donde te das cuenta las verdaderas causas de tu descontento y te das cuenta de lo que necesitas cambiar.
Segundo, entiende que todo es tu responsabilidad.
Acepta que tú tienes el control.
No eres una víctima de las circunstancias: si algo no te gusta, tú tienes el poder de cambiarlo.
Esta mentalidad de responsabilidad es liberadora. Te empodera.
El conocimiento y la sabiduría vienen de adentro, no de afuera. Así que, ¿qué puedes hacer hoy para cambiar tu situación? ¿Qué decisiones puedes tomar para alinear tu vida con tus verdaderos deseos?
La verdadera transformación comienza cuando aceptas que todo lo que te pasa es una oportunidad para aprender y crecer.
Tercero, sé, haz, ten
Antes de tener verdadero éxito, debes ser la persona que lo merece y hacer lo que se necesita.
Enfócate en tu crecimiento personal y en ser la mejor versión de ti mismo y el éxito llegará como consecuencia.
Cuestionarte tus creencias y valores te ayudará a descubrir tu verdadera esencia.
Pregúntate: ¿Quién quiero ser realmente? ¿Qué valores quiero encarnar? ¿Qué acciones debo tomar para ser esa persona?
Porque cuándo te enfocas en ser, el hacer se vuelve natural, y el tener es simplemente un resultado inevitable.
Así que aquí estamos.
Leyendo, haciendo deporte, tomando el sol, aprendiendo y compartiendo.
Y quiero que sepas algo respecto a esto para terminar.
Te aseguro que cómodo no es.
Para alguien cuya zona de confort es la acción masiva, tomarse el tiempo que sea necesario mirar hacia adentro es la antítesis de la comodidad.
Pero si algo está claro es que la incomodidad es el precio a pagar por el éxito sostenido.
Lo que necesitas es un cambio de chip.
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